La medicina energética trata al ser humano como un todo indivisible y holístico, formado por campos complejos interconectados entre sí. Debido a este hecho, la medicina energética considera que todos los campos tienen una gran correspondencia en las causas, síntomas y enfermedades que afectan a las personas.
Somos un todo: cuerpo físico, mental, espiritual y emocional. El cuerpo contiene un archivo de todas nuestras memorias personales, trastornos físicos y psíquicos de nuestro pasado, en forma de herencias o memorias personales. Esta todo almacenado y por este espacio entran las energías que generamos, que heredamos y que recibimos del entorno. Todas estas memorias nos afectan, y clínicamente entran informaciones que producen alteraciones, síntomas y enfermedades como una manifestación de los procesos que generamos a lo largo de nuestra vida y que reducen la capacidad energética, situada básicamente en el sistema inmunológico.
El objetivo de la medicina energética es restablecer el flujo energético, el cual es una causa enfermedades. En este caso las detecta y corrige, estimulando al cuerpo hacia la autosanación, evitando síntomas y procesos degenerativos y crónicos.
Para tratar simultáneamente el cuerpo físico y espiritual, es inevitable adentrarse en el lenguaje de los centros de energía llamados chacras para identificar los factores emocionales y psicológicos para poder tratarlos.
La importancia del enfoque de la medicina energética es que favorece el equilibrio general de cada persona, y si gozamos de un buen estado de salud, nos reforzará dándonos un plus de equilibrio emocional y de autoconocimiento.
Con estas consideraciones solo he pretendido crear una inquietud, y dar a entender que el desequilibrio energético del cuerpo, básicamente originado por problemas emocionales, tiene una repercusión directa sobre nuestra salud tanto física como psíquica.