En la alimentación infantil, hay tres errores que los padres inculcan con frecuencia a los hijos:
1) Comer deprisa, 2) Comer más de lo necesario y 3)Convertir la carne en el centro de cualquier comida.
Comer deprisa
Padres y maestros suelen esforzarse para aumentar la velocidad en las comidas del niño/a. La prisa de los mayores se suele descargar sobre el niño/as ,así ellos, cuyo instinto les guía a masticar despacio y ensalivar bien los alimentos, acaban también aprendiendo a tragar rápidamente y lo tienen en la boca sin apenas ensalivarlo.
Comer más de lo necesario
La sobrealimentación se manifiesta en esa tendencia por llenar a los niños de comida, aunque su instinto les señala que no van a asimilar tanto alimento y ellos lo manifiestan de diversas maneras (ej. no queriendo comer más). Hoy en día cada vez hay más obesidad infantil, provocada por esa sobrealimentación. No obstante, desde los primeros años ya suele haber una intoxicación, repercutiendo con toda seguridad en su futura salud. Hay muchos padres que piensan que un niño/a con sobrepeso esta más sano o más fuerte y medicamente es todo lo contrario. En este caso, es un niño con su sistema inmune deteriorado y eso genera cantidad de enfermedades pediátricas.
Convertir la carne en el centro de cualquier comida
Suele considerarse que la carne es el alimento que permitirá a los niños crecer fuertes y sanos. La carne aporta a los niños proteínas, indispensables para su crecimiento, pero su calidad y cantidad no supera a la de los huevos y los productos lácteos. Estos productos van seguidos de cerca por las legumbres o los frutos secos, ya que son proteínas vivas que aportan mucha más cantidad de energía y no dejan residuos tóxicos en el organismo (ej. colesterol, acido úrico, etc.)
La carne posee más inconvenientes: se digiere peor, acumula muchos productos tóxicos y supone un coste ecológico mucho mayor para el planeta. Generalmente, los padres de hoy son distintos a los de antes, no se basan tanto en la tradición a la hora de alimentar a los niños/as y tienen acceso a mucha más información sobre dietética y nutrición infantil. No obstante, esta moneda presenta otra cara: la publicidad y los medios de comunicación. Estos inculcan hábitos nuevos ,entre los que es difícil discernir los saludables de los nocivos.
Alimentar equilibradamente a los/as niños/as resulta más fácil ahora que antes, siempre y cuando se acierte a separar el grano de la paja, es decir, entre lo mucho que propone el mercado y los medios de comunicación.