En la antigüedad ya se conocía la expresión “cuerpo sano en mente sana”, que también se podía extrapolar en cuerpo sano en alma sana. El cuerpo físico es el que nosotros vemos, el cuerpo psíquico es el que no vemos, pero de alguna manera sentimos, que esta ligado a las emociones, la ansiedad, el miedo, las obsesiones, las manías, las fobias, la depresión, la autoestima, el estrés, la tensión, la crispación, la negatividad, pero también la felicidad, el equilibrio, la luz, el control, la positividad y la calma. Todos estos conceptos están totalmente ligados a nuestro interior. No forman parte de nuestro cuerpo físico, sí de nuestro cuerpo psíquico. De alguna manera de nuestra alma y son muy importantes por no decir fundamentales en nuestras vidas.
Si enferma nuestra alma, de alguna manera enferma nuestro cuerpo, ya que están totalmente interrelacionados. Enferma el alma cuando enferma nuestro interior, cuando la ansiedad de alguna manera se apodera de nuestro cuerpo, de nuestro espíritu y se manifiesta con multitud de síntomas tanto físicos como psíquicos. Un cuerpo enfermo normalmente es fácil de tratar, pero un alma enferma requiere de una atención especial, el medico tiene que saber comprender, escuchar, personalizar, saber cómo entrar en el interior de esta persona, ganarle su confianza, saberle dar paz.
Hoy en día la mayoría de los problemas de salud están ligados a un alma enferma. Esta alma vive en una sociedad con una escala de valores alterada, donde es difícil asimilar tanta información. Todo esto nos lleva a la falta de comunicación, a no expresarnos, a acumular en nuestro interior todo tipo de tensiones, que no sabemos eliminar y que por consiguiente nos llevaran hacia un cuerpo deteriorado y enfermo. Las enfermedades del alma no salen en una analítica, pero nuestro cuerpo nos las señala, solo tenemos que observarlo y actuar en consecuencia, no es fácil no es cuestión de tomar pastillas, la solución esta dentro de ti y un medico sensible que te entienda y te acompañe.
